La mediación de la Iglesia fue anunciada el viernes día 3, después de que el Congreso pospusiera el debate sobre las fechas de la elección de los integrantes de la Asamblea Constituyente y de la consulta sobre autonomías y de que fracasara el plan de La palabra obispo significa literalmente administrador, en origen el tesorero de la comunidad religiosa. Desde entonces la Iglesia Católica ha evolucionado dialécticamente, es decir que hoy en día la Conferencia Episcopal Boliviana es esencialmente el simposio de los Guardias Espirituales del Capital en Bolivia. Esto se ha demostrado en como la jerarquía está interviniendo en la crisis revolucionaria de Bolivia. El domingo 5 de junio el nuevo papa Joseph Ratzinger alias Benedicto XVI, declaraba desde la ventana de Plaza San Pedro en Roma que estaba particularmente preocupado por la situación que vive Bolivia, donde se suceden las manifestaciones masivas y disturbios en la capital La Paz desde el pasado 16 de mayo. Lo que el inquisidor del Vaticano dijo textualmente fue: "Mientras os invito a rezar por esta gente, confío en que la Virgen escuche mi deseo y mi llamamiento para un diálogo común, el sentido de responsabilidad y la buena voluntad para tener un diálogo abierto y pleno". Palabras del individuo que, después de Su Santidad Juan Pablo II, más hizo para reprimir a los militantes cristianos de la Teología de la Liberación en América Latina.

Al mismo tiempo, al otro lado del océano, la Conferencia Episcopal Boliviana intervenía, invitada por el ex presidente Carlos Mesa (sumándose a la invitación el jefe del MAS Evo Morales). Los obispos llamaban todas las partes a una mesa de diálogo… pero si, pidiéndole al pueblo de suspender la lucha para poder dialogar pacíficamente. El presidente de la CEB, Cardenal Julio Terrazas y su vicepresidente, el Obispo de El Alto Jesús Juárez, tratan en estas horas de engañar al pueblo con una iniciativa que pretende acercar las posiciones de los dirigentes del MAS, la COB, la FEJUVE y las otras organizaciones movilizadas a las de los burgueses y terratenientes de Santa Cruz. Éstos últimos son los impulsores de un referéndum autonómico y separatista que serviría para asegurar a la oligarquía el control de los recursos naturales en beneficio propio y del imperialismo, ya que no pueden frenar la revolución en el occidente boliviano. Es decir, la Iglesia trata de reconciliar unas clases sociales que son irreconciliables, y hacerlo en el interés de los poderosos de siempre.

La mediación de la Iglesia fue anunciada el viernes día 3, después de que el Congreso pospusiera el debate sobre las fechas de la elección de los integrantes de la Asamblea Constituyente y de la consulta sobre autonomías y de que fracasara el plan del ex presidente de Bolivia, Carlos Mesa, de convocar por decreto ambos comicios para el 16 de octubre, lo que le llevó a las dimisiones. A los trabajadores y trabajadoras revolucionarias de Bolivia no se le ha escapado un detalle: la CEB no pidió ninguna renuncia o compromiso a los empresarios, tan solo quiere desmovilizar al pueblo y que todos se vayan a sus casas… a la espera primero de los engaños institucionales y electorales y luego de una inevitable y tremenda represión. La COB, tras el cabildo multitudinario de Plaza San Francisco del lunes 6 de junio, decidió ignorar el llamamiento de la Iglesia. Ayer martes 7 de junio también la FEJUVE de El Alto y la COR regional de la región capital decidieron por la noche no aceptar las invitaciones de la jerarquía eclesial. Las masas oprimidas de Bolivia saben muy bien que los jefes de la Iglesia llevan 500 años traicionando a los indígenas y los trabajadores y se alimentaron de la explotación primero por los españoles y hoy por la aristocracia criolla y el imperialismo internacional.

La de la Iglesia es una auténtica cruzada para apagar la insurgencia del pueblo. La influyente Iglesia Católica de Bolivia intenta unificar a todos los poderes públicos (ejecutivo, legislativo, judicial y empresarial), tratando de articular los intereses de la oligarquía latifundista y pro petrolera del oriente con los demandas de los sectores reformistas y más moderados del movimiento popular. Pero la jugada no le salió bien a los obispos. Las declaraciones de esta mañana del reaccionario presidente del Congreso, Hormando Vaca Díez, desde Santa Cruz de la Sierra, han quitado la máscara a la cruzada pacífica de la Iglesia. Este fascista acaba de llamar públicamente al golpe de estado por parte de la derecha y del ejército, cosa que ha desatado la reacción de las bases de la COB, la FEJUVE, el MAS y todas las organizaciones sociales. Lo que se está organizando es una marcha sobre Sucre, donde Vaca Diez quiere reunir el congreso lejos de la capital del estado que está sitiada por los revolucionarios. Sin embargo, los sectores más inteligentes de la clase dominante son conscientes del enorme rechazo que el presidente del Congreso genera entre las masas y abogan por una presidencia de transición del Presidente de la Corte Suprema, para que convoque unas elecciones anticipadas en las que la derecha es enormemente aventajada por el sistema electoral.

La Embajada de Estados Unidos, las transnacionales y los máximos mandos del Ejército priorizan la segunda alternativa, pero no descartan la primera. Los sectores más duros y reaccionarios de la oligarquía boliviana se han alineado en torno a un pequeño pero ambicioso grupo de políticos neoliberales para hacer presidente de Bolivia al primer hombre del Congreso, Hormando Vaca Diez, un ferviente defensor del dominio norteamericano sobre el país más pobre de Sudamérica. La mejor carta de presentación de Vaca Diez es haber logrado, en la Cámara de Senadores que preside, una ley que da total impunidad a las tropas de Estados Unidos que cometan delitos de genocidio en Bolivia. La ley no prosperó por el bloqueo en la Cámara de Diputados, pero mostró de cuerpo entero al hombre que amenaza con barrer la rebelión de los más pobres con bala y metralla y que está en la primera línea de sucesión constitucional para reemplazar en Palacio de gobierno al renunciante Carlos Mesa. Por ello, la Iglesia Católica, el diputado cocalero Evo Morales, muchos empresarios e incluso sectores moderados del movimiento campesino quieren como sucesor provisional de Carlos Mesa al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez, para que convoque de inmediato a nuevas elecciones.

Hormando Vaca Diez es el Kórnilov de la revolución boliviana. Es el acicate que está favoreciendo un mayor cierre de filas del movimiento revolucionario. En este instante miles de trabajadores están marchando hacia la ciudad de Sucre, donde el Kórnilov boliviano pretende ser coronado presidente. Analiza la web Econoticiasbolivia: “Estas dos alternativas (reprimir o ganar tiempo para cansar al movimiento) son patrocinadas por la Embajada de Estados Unidos, las Fuerzas Armadas y las transnacionales petroleras como Repsol, British Petroleum, Total, Enron, Shell, Petrobras y otras que tienen en sus manos los más de cien mil millones de dólares, que es el valor aproximado de las reservas bolivianas de gas y petróleo, las segundas en importancia de Sudamérica. Toda una fortuna para un país que tiene a un tercio de sus nueve millones de habitantes pasando hambre y a otro tercio sin lo suficiente para vivir dignamente como ser humano. La Embajada, el Ejército y las petroleras apuestan en primera instancia por Vaca Diez, pero no descartan tampoco a Rodríguez. Saben que la apuesta por Vaca Diez, por ahogar en sangre la rebelión de los pobres, es muy arriesgada, dado el grado de radicalidad de las protestas que han cortado ya cuatro de cada cinco caminos de Bolivia, que han cortado los accesos a casi todas las ciudades del país y cercado a cuatro de las diez ciudades principales del país. La profunda movilización social y la creciente organización de campesinos, obreros, indígenas y vecinos de los barrios más pobres de las grandes ciudades hace difícil liquidar la protesta, sin llegar al genocidio. Las fisuras en las Fuerzas Armadas también les obligan a oscilar entre estas dos alternativas. Al interior del Ejército existen al menos tres tendencias: una dispuesta a masacrar al pueblo, otra institucionalista que acataría las instrucciones del nuevo Presidente para reponer el orden, aunque sin llegar a desatar un genocidio, y una tercera que apunta hacia la nacionalización de los recursos naturales. Esta tercera es la que más preocupa a la Embajada, que no quiere que aparezca ningún Chávez (en Bolivia)”.

En este contexto, la Conferencia Episcopal ha terminado hoy su ronda de negociaciones concluyendo con un llamamiento al Congreso: que se realicen elecciones generales, así que democráticamente la burguesía pueda mantenerse al poder. Todos aquellos que hace pocos meses se oponían a cualquier petición del pueblo trabajador, ahora se suman a las tesis de la Iglesia. Sin embargo, las movilizaciones aumentan y se radicalizan, la COB y la FEJUVE de El Alto llaman a constituir un Comando Revolucionario del Pueblo que desde su fortaleza en El Alto encabece la formación de Asambleas Populares en todo el país para conformar un nuevo gobierno de los obreros y los campesinos y para resistir a la represión del estado burgués.