La constante privatización de empresas estatales, así como la desaceleración de la economía global ha generado que la polarización entre clases sea cada vez más intensa. Ejemplo de ello es el caso del empresario Carlos Slim, considerado el hombre más rico de América Latina, que ha incrementado su fortuna tan solo en el último año un 88% ascendiendo esto a la cantidad de 13,900 millones de dólares. Mientras tanto el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores disminuye de manera considerable.
En toda América Latina la situación de los salarios de por sí ya bajos, ha disminuido constantemente. A partir de la llamada "década perdida" (80"s) el poder adquisitivo de los salarios ha registrado una disminución real de hasta 79%, siendo los países más golpeados México, Perú, Haití, El Salvador.

Las consecuencias de esta disminución se han dejado sentir intensamente. Por un lado el nivel de vida de las "clases medias" ha sufrido un drástico descenso pasando a formar parte en las filas del proletariado; la delincuencia se ha intensificado; el aumento de la llamada economía informal de la cual se calcula que al menos 20 millones de personas están sobreviviendo de los ingresos que les deja esta actividad, los cuales siempre varían, además de que no se tienen prestaciones, seguro médico, jubilación, aguinaldo, etc.

La migración hacia los EEUU es otro fenómeno que se presenta y el cual en las últimas décadas ha tomado gran fuerza, México se ha convertido en el principal exportador de mano de obra, la cual se contrata a precios por debajo de los mínimos, de hecho el salario mínimo de un trabajador mexicano es uno de los más bajos del mundo, 21 veces menor que el de Alemania, 15 veces menos que en Japón, 12 veces que el de los franceses, 11 veces menor que el de los norteamericanos; las familias se ven obligadas a salir a trabajar, ya no solo el padre o la madre, ahora también los menores deben contribuir con el sostenimiento de la familia, los cuales muchas veces son contratados en maquiladoras que pagan salarios por debajo del mínimo, que no otorgan ningún tipo de prestación ni de estabilidad laboral.

Según estudios de la Universidad Obrera de México (UOM) indican que actualmente con el salario mínimo que percibe un trabajador únicamente le alcanza para comprar el 26% de la Canasta Básica Nutricional (CBN). Es decir que el salario mínimo ha acumulado una pérdida de más del 70% del valor que tenía en 1980. Esta cuestión se refleja a su vez en la desnutrición que prevalece entre la población mexicana, principalmente los niños.

Según datos del INEGI el salario es destinado en un 35.8 % a la alimentación, es decir aproximadamente 16 pesos diarios para los alimentos, ¿esto será suficiente para cubrir los gastos de alimentación de una familia que en promedio tiene 5 miembros? No. Esto es una burla, mientras que nosotros ganamos uno o dos salarios mínimos en promedio la burguesía gana más de 1000 salarios mínimos, y eso es en los salarios de funcionarios de nivel medio-bajo. Y la consecuencia la tenemos en que más de 4.5 millones de familias tengan desnutrición, al grado que de esta circunstancia mueren al año 20 mil niños, y se ha convertido en la décima causa de muerte en el país. Un trabajador medio requeriría un incremento del salario de al menos un 285% y aún así no se cubrirían los demás gastos que según la constitución (vestido, calzado, vivienda, educación, salud, esparcimiento) que tienen que cubrirse con el salario mínimo. Un ejemplo muy ilustrativo de esto es el de la tortilla, en diciembre de 1994 con el salario mínimo se podían comprar 20 kilos, en mayo del 2000 el salario salo alcanzaba para comprar10 kilos, (durante ese mismo periodo el aumento del precio de ese comestible fue de más del 401.57% a su vez que el salario mínimo nominal aumentó solo un 96.57%).

Pero ante la baja constante del nivel de vida de los trabajadores y de los ataques constantes a las condiciones de trabajo, no hemos permanecido inmóviles, ejemplo de esto son las multitudinarias protestas en toda América Latina, desde Argentina hasta México el subcontinente se ha estremecido con las magníficas manifestaciones del poder que tenemos los trabajadores unidos y organizados: Argentina, Perú, Bolivia, Venezuela, por mencionar solo algunos.